Select Page

Adiós a Gérard Genette, el teórico del arte de narrar

El pasado viernes 11 de mayo murió en París, a la edad de 87 años, el teórico literario Gérard Genette, una de las plumas más relevantes de la narratología moderna. Genette, quien dedicó buena parte de su vida al análisis del arte de narrar, nos deja un legado de poco más de 15 obras que se han vuelto fundamentales para todos los estudiosos de las letras y un poco más.

Gérard Genette fue discípulo de Roland Barthes y Calude Levi-Strauss durante la época más brillante y propositiva del estructuralismo, escuela que siguió durante sus primeros años pero a la que, paulatinamente, fue añadiendo recursos más flexibles para el análisis.

Fue en aquella primera etapa que fundó, junto con Tzvetan Todorov y Hélène Cixous, la revista Poétique, cuyas páginas estaban orientadas hacia el análisis del discurso literario desde la semiología. Pero las inquietudes fueron más allá, pues Poétique fue ampliando su línea de trabajo hacia otras disciplinas artísticas: el cine, la historieta, el performance.

En la obra del fallecido autor destacan los cinco volúmenes de Figuras, en los que no sólo analiza las obras de autores como Flaubert, Borges, Balzac, Stendhal o su favorito Marcel Proust, sino que dota a los lectores de las herramientas clave para la creación narrativa, sin ánimo de ser prescriptva. Por su parte, Palimpsestos. La literatura en segundo grado, resultó una curiosidad tan aguerrida que acabó por convertirse en escuela gracias a sus aportes para entender las muy diversas conexiones que se dan entre los textos, eso que llamamos intertextualidad y tantas otras derivadas. Lo mismo sucede con Umbrales, cuya materia de análisis son esos pequeños elementos que también dan sentido a los textos: títulos, epígrafes, dedicatorias.

Genette fue, quizá, uno de los últimos teóricos literarios que además de profesar un intenso amor por las historias, por la narrativa, intentaba dotar de sentido a la creación literaria, más allá de vanidades o estudios que rayan en lo ocioso. Su muerte es la última de la escuela analítica que también incluyó los estudios de Julia Kristeva, Jean Ricardou y Michael Riffaterre.