James Joyce: Una vida controversial

Un autor revolucionario que ha llegado a ser tan clásico como Goethe o Beethoven, pero sigue teniendo la virtud de molestar. En su país, Irlanda, hace tiempo que le admitieron como un genio, superados los años en que la simple mención de su nombre surtía el efecto de una provocación. James Joyce sigue tan vivo como la controversia que despertó.

James Augustine Joyce nació el 2 de febrero de 1882 en Rathgar, una pequeña localidad del sur de Dublín. Su padre, John Stanislaus, un hombre pintoresco, borracho y gandul, que le sirvió a su hijo de modelo para su Earwicker de Finnegans Wake, era vendedor de licores y dueño de un garito próximo a su casa. Se arruinó cuando Joyce tenía nueve años y estaba interno en un colegio de jesuitas de Clongowes Wood. La familia del escritor ya no vivía entonces en Dublín, sino en Bray, junto al mar, en una casa barata meticulosamente descrita en Retrato del artista adolescente.

La ruina del padre sacó al hijo del aristocrático colegio de Clongowes y de la casita junto al mar. Los Joyce volvieron con la cabeza agachada a Dublín, y el niño ingresó en una escuela gratuíta de los Hermanos de la Doctrina Cristiana.

En 1899 se destapa el hombre, el escritor y el heterodoxo. Tenía 17 años cuando se inició en el sexo, escribió su primera cuartilla y tomó un camino fuera del rebaño. Fue el 8 de mayo, con motivo de una manifestación de estudiantes católicos contra una obra teatral de Yeats, Countess Cathleen, que ponía en solfa el patriotismo irlandés y la religión católica. Joyce se alineó junto a Yeats y escribió un drama hoy perdido, A Brilliant Career. Ya nunca le abandonará su encono contra el conformismo irlandés. Decidió irse de su país y, efectivamente, lo hizo en 1902, cuando tenía veinte años.

Se fue a París a estudiar Medicina y sólo encontró mujeres y literatura. En octubre volvió a Dublín y descubrió a su familia en la más absoluta miseria. Conoció a Synge y al terrorista Casey, que inspiró al Kevin Egan de Ulysses. Le encontramos en Dublín un año después, justo a tiempo de ver morir a su madre y de comenzar el esbozo de Retrato. Se quedó en su ciudad natal durante un año y comenzó a beber seriamente. Se unió a Nora Barnacle y volvió al continente. Nació su hijo George. Y siguió bebiendo.En 1906, instalado en Trieste, acabó y publicó los relatos de Dubliners. Se separó de Nora y huyó a Roma, donde siguió bebiendo cada vez más. Lo encontraron tirado en una acera, totalmente borracho, al amanacer. En sus escasos ratos lúcidos planeó una novela sobre la vida de un judío dublinés y escribió a su tía Josefina una carta pidiéndole planos de Dublín, periódicos y revistas con los que ambientarse. Es el comienzo de Ulysses. Tenía 24 años y seguía emborrachándose cada día.

Le amenazaban ya la ceguera, el hambre y el reuma cuando volvió a Trieste en busca de Nora, que acababa de dar a luz a Lucía en la sala de indigentes de un hospital. Los celos, las borracheras hasta el alba y las inacabables peleas con su mujer, le hicieron de nuevo huir, esta vez a Dublín, donde bebió compulsivamente, además de alcohol, los ambientes, y lenguajes que van a poblar Ulysses. Las broncas con Nora dejaron paso a refriegas con sus hermanos, y volvió a Tríeste, donde encontró a Nora asaltada por un periodista llamado Prezioso. La violencia asomó a su carácter.

Sus celos se recrudecieron después de que Nora y sus hijos salieran de viaje a Irlanda. Corrió tras de ellos, obsesionado por la idea de que Nora se encontrase en Dublín con un antiguo novio suyo. Volvió a Trieste y se enamoró de una joven judía alumna suya. Se le pasó y volvió a escribir. Terminó Exiliados y comenzó Ulysses. Se fue a vivir a Zurich huyendo de la guerra, a su ojo izquierdo le asaltó un glaucoma, Yeats y Ezra Pound le gestionaron una beca, entró en pleitos, se gastó todo su dinero en la fundación de una compañía de teatro, publicó Retrato del artista, y volvió a enamorarse.

Acabada la guerra Joyce se instaló en París. Su nombre comienza a ser conocido. En octubre de 1920, a causa de la publicación de un cuento suyo, Nausicaa, hubo una querella contra Little Rewiew. En 1922 publica Ulysses y en 1924 comienza Finnegans Wake. La casa de Joyce se convierte en uno de los puntos de encuentro de escritores de habla inglesa en París, entre ellos Samuel Beckett. Son los primeros años de éxito, pero la infelicidad sigue asaltándole. Su hija Lucía presenta los primeros síntomas de enajenación en 1929, sus eternos problemas oculares se agudizan y su padre muere unos meses antes de que Joyce y Nora cambiaran su unión libre en matrimonio legal.

Lucía ingresó en un manicomio en 1932 y poco después se entabló en los Estados Unidos el primer pleito contra Ulysses. En 1934, tras una de calma fugaz, la locura de Lucía se hace furiosa. Joyce bebe más que nunca y trabaja en Finnegans Wake, que se publica en 1939, entre peleas de Joyce con su secretario Paul León, la total postración de Lucía y el divorcio de George. El 17 de diciembre de 1940, otra vez huyendo de la guerra, Joyce vuelve a Zurich. Murió veintisiete días después, el 13 de enero de 1941, pocos días antes de cumplir 58 años.