Outlander: La verdadera fuerza femenina

La fantasía y el poderío femeninos han sido temas de sumo interés por más de veinte años para la escritora estadounidense Diana Gabaldon, quien al escribir el primer libro de Outlander (Forastera, Salamandra) encontró una tierra fértil en la que explorar por medio de los ojos de una protagonista maravillosa: Claire Beauchamp.
La saga va por su octavo libro, Escrito con la sangre de mi corazón, mismo que llegará a librerías en los próximos meses, y aún restan dos tomos más que se están trazando. A esta entrega la guía el hilo conductor del encanto y el poder femenino empoderado mediante la sabiduría, la negociación con su lugar en una sociedad patriarcal y la liberación de las mujeres en todos los sentidos posibles. Claire Beauchamp es, en 1945, una enfermera británica de combate, casada con Frank Randall en el siglo xx, que inexplicadamente viaja por el tiempo hasta 1743, en Escocia.
Claire se encuentra vulnerable y es rescatada por el clan familiar de Jamie Fraser, un joven guerrero escocés que decide casarse con ella para protegerla de la desaprobación de una sociedad patriarcal en la que era necesario pertenecer a un hombre.

La amorosa sorpresa es que ambos comienzan a construir una relación más equitativa: ella le enseña cómo besarla, a reconocer su deseo, y le deja claro que no le pertenecía por ley, sino que poco a poco se unieron por amor. El triángulo se forma al verse atrapada entre dos hombres muy diferentes, en dos vidas tremendamente distintas.
Crear a una protagonista en una narrativa de ciencia ficción e histórica, en la que la autora vierte tanto sus escrú- pulos como su inteligencia para sobrevivir como mujer en sociedades patriarcales, nos enseña que existe un lugar para una narrativa centrada en ella, que no sólo hay lectores para Game of Thrones, donde se concibe a la mujer como mero objeto de utilidad sexual, sometido a la violencia más cruel. Si queremos mejores sociedades, debemos comenzar a contarnos mejores historias. Las mujeres en todos los ámbitos siguen reescribiendo su historia.

En Outlander, Claire se encuentra inmersa en la historia de Escocia y el levantamiento jacobino contra el Imperio británico. Esta historia del empoderamiento de las mujeres se logra a partir de su búsqueda por regresar a su propio tiempo y hogar: para reivindicar el presente se comienza mirando al pasado. Su pasión por la justicia, por sanar a los enfermos y su compasión por una sociedad equitativa es lo que caracteriza a este personaje totalmente contemporáneo.

El desplazamiento en el tiempo resulta en un viaje personal, en el que Claire se cuestiona su lugar como mujer del futuro, debatiéndose como individuo y como enfermera entre tradiciones insensatas, creencias basadas en miedos y la privación del conocimiento a las mujeres, para acotar su lugar y hacerles creer que se les necesita únicamente para servir a los hombres en todos los ámbitos de la sociedad. Claire deja claro desde el inicio de la saga su inconformidad con lo establecido por la Iglesia y por el Imperio británico.

La autora, al pintar la vida cotidiana de Escocia del siglo xviii, propicia un diálogo entre las diferentes tribulaciones que como individuos han creado: el pobre contra el rico, el escocés contra el británico, el pagano contra el religioso, la ciencia contra la superstición, la libertad contra la prohibición, el deseo de la mujer frente al deseo del hombre.

Outlander fue adaptada como serie de televisión con producción británica-estadounidense por la misma autora y por el creador de Battlestar Galactica. Esta unión de talentos me parece que ha generado un balance emocionante entre las diferentes capas de la historia y la tensión de una Escocia renuente a ser sometida. El leitmotiv de la creación de identidad también recae en Claire, ya que no pertenece a nada conocido en su tiempo y espacio. La serie de libros está escrita con constantes cambios inesperados, aunque sin perder el centro original de la saga. El público que ve la serie corre a leer los libros, y quien primero los lee corre a ver la serie, que continúa cosechando premios tanto por la historia como por los actores.

La temática de la libertad ha conseguido tanta fuerza que David Cameron, ex Primer Ministro británico, le pidió a la productora Sony que atrasara el estreno de la serie en el Reino Unido, después de la famosa votación que determinaría si Escocia dejaría de ser parte del mismo. Sony accedió y la historia se rescribió sola.

Outlander es una apuesta muy arriesgada por cuestionar las instituciones como el matrimonio o el lugar de las mujeres en la sociedad. El contraste del viaje al pasado evidencia que a las mujeres se las ha utilizado como una simple herramienta. Reconocer nuestra propia versión de Claire en la vida pondrá sobre la mesa el tema de la libertad y la idea de que aparentemente el sistema no permite que nadie sea libre.
De alguna forma esta obra nos demuestra que en la sociedad, por lo menos occidental, existe un espacio para la reconstrucción de lo femenino, hasta que la feminidad deje de ser una forastera acechada.

Por Yara Vidal

Ilustración de ©Aryundomiel 2011-2017

MasCultura 20-feb-17